Foro de los Pueblos por la Justicia Climática y la Regulación Financiera
Boletín 01 – 06/2023
Del 23 al 25 de junio del 2023, altos funcionarios de más de 60 bancos centrales de todo el mundo se reunieron en Basilea, Suiza para participar en la asamblea anual del Banco de Pagos Internacionales (BPI), históricamente el primer enclave del capitalismo financiero internacional. Como cada año en este “banco central de los bancos centrales”, los representantes de los distintos países discutieron entre comités selectos, a puertas cerradas, sin orden del día ni minutas públicas, las directrices y recomendaciones que rigen el sistema financiero global y sientan las bases de la gobernanza monetaria en todo el planeta – un planeta que, a pesar de todo el fundamentalismo cortoplacista del crecimiento indefinido y el mantra de la estabilidad financiera, hoy registra olas de crisis, temperatura, despojo y violencia inéditas.
Simultáneamente, una amplia coalición de movimientos sociales y ambientales lanzaron el Foro de los Pueblos por la Justicia Climática y la Regulación Financiera con una exigencia compartida: terminar con el financiamiento del extractivismo fósil. Delegados de más de 30 países provenientes de distintas culturas políticas, tanto del norte como del sur global, con distintas edades, conocimientos y experiencias de lucha se reunieron en ese espacio para discutir los problemas compartidos, las causas profundas y las estrategias posibles de acción conjunta frente a la catástrofe climática, el despojo y precarización de los pueblos y la destrucción de sus ecosistemas y medios de vida. Denunciaron el carácter antidemocrático y colonial de las instituciones financieras que estructuran el capitalismo transnacional actual y sustentan la acumulación y concentración de capital a través de la destrucción de las comunidades, los ecosistemas y el planeta.
Específicamente resaltaron el rol fundamental que juega el BPI en la perpetuación sistemática del extractivismo energético y en la intensificación del cambio climático. El BPI ha operado desde hace tiempo en silencio, lejos del escrutinio público y sin rendición de cuentas, negando su corresponsabilidad en la devastación planetaria y argumentando que la estabilidad financiera y la política monetaria son asuntos técnicos, neutrales, que no influyen directamente en el cambio climático y la violación de derechos sociales y ambientales. Claro que entre los debates recientes, se encuentran los “esfuerzos” por poner al clima y al planeta en el centro de sus decisiones institucionales. Pero hasta ahora eso sólo se ha traducido en débiles medidas de transparencia, la adhesión voluntaria a foros de reflexión y estímulos engañosos como los bonos de inversión verdes que siguen reduciendo nuestras vidas a datos sobre beneficios, riesgos e incentivos económicos para el gran capital, intensificando la mercantilización de la naturaleza y reforzando los ajustes estructurales que aumentan las desigualdades y el sometimiento de los pueblos. Sus estándares de transparencia, regulación y supervisión bancaria sólo han servido para garantizar la estabilidad de los grandes capitales y los intereses corporativos, no de nuestros mundos y sociedades. El Foro de los Pueblos ha mostrado que la destrucción y explotación capitalista no es ni inevitable, ni un asunto meramente técnico, sino una decisión política. Ni esta, ni ninguna otra institución de la gobernanza financiera internacional nos pasa desapercibida. Si quieren seguir financiando la catástrofe en curso, se tendrán que enfrentar a nuestras resistencias.
Desde el Foro se ha comenzado a tejer una plataforma translocal para organizar acciones diversas frente al sistema financiero, avanzando hacia la autodeterminación económica de los pueblos y la democratización y descolonización de nuestras sociedades. Como primer paso hacia la recuperación del crédito como un bien común, se busca el fin definitivo y sistemático del financiamiento al extractivismo fósil. La industria fósil es particularmente relevante por el papel que desempeña no sólo en el cambio climático, sino más fundamentalmente en la reproducción y expansión del destructor sistema económico actual. Detener los flujos financieros de la industria fósil resulta hoy tanto urgente como necesario. Pero con eso no se debe perder de vista que cambiar los recursos, las zonas y las tecnologías extractivas, no es sinónimo de cambiar de modelo. El extractivismo verde sigue siendo extractivismo. Es por eso que desde el Foro luchamos también por sostener alternativas de vida locales con la convicción que la transición no sólo debe ser ordenada, sino sobre todo justa, plural, desde y para las comunidades. La verdadera transición será la transición económica y ecológica de nuestros modos de habitar, construída desde abajo, con la fuerza de nuestros movimientos.